Sol de bolsillo




Guardo mi sol de bolsillo
para los días de lluvia,
un rescoldo de alegría
para templar la tristeza,
una brizna de esperanza
-irracional, ya lo sé-
limitando desengaños.

Conservo un hilo de aliento
para aferrarme a la roca
y salvar los precipicios.
Esbozo sonrisas leves
con que lidiar la desgracia.
Libro un hola diminuto
al enfrentar tanto adiós.

Y si gobierna la lluvia,
la tristeza fluye a mares,
el desengaño se impone,
los adioses se acumulan,
me va faltando el aliento,
se me hiela la sonrisa…

Cuando llegan esos tiempos
en que parece borrarse
el sentido de las cosas
y un agujero voraz
se va ensanchando ahí abajo…

Entonces,
en medio de la amenaza
oscura de la tormenta,
me cuenta el sol de bolsillo
que, aunque la lluvia implacable
amenace ser eterna,
siempre termina escampando,
al menos hasta la fecha.

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