He decidido que hoy no voy a perder el tiempo. En esta tarde indolente quisiera hacer algo útil… y me pongo a mirar nubes.
¿Esas formas que simulan pájaros, rostros, platillos, abiertas bocas de asno, muñecos de michelín, o los bigotes de un gato… las dibujan en el cielo con el único objetivo de atraer nuestra mirada? ¿Ya sabían de antemano que aquí tendrían fisgones admirando su talento?
¿Se lamentan de que su arte dure solo unos segundos? ¿O ven como inevitable que lo bello y lo fugaz se obliguen a ir de la mano? ¿Acaso son ellas mismas las que deprisa lo borran para poder disfrutar otra vez de un lienzo en blanco?
¿Por qué se apilan a veces y al momento se disgregan? ¿Nubes blancas, nubes negras, afiladas o rechonchas, evanescentes o densas… son de distintas familias? ¿Es tensa o civilizada la relación entre ellas? ¿O simplemente se ignoran cruzándose bajo el cielo a diferentes alturas?
¿Jamás se paran un rato a descansar de su viaje? ¿Si van tan apresuradas es porque saben seguro adónde lleva el destino? ¿Agradecen el impulso del viento que las empuja o se sienten violentadas por sus ráfagas furiosas?
¿Lo tapan porque discuten la prepotencia del sol? ¿Le habrán dado alguna vuelta a la vital paradoja de que el mismo sol ardiente que las eleva hasta el cielo sea luego el que al final las disuelva con su abrazo?
Se está marchando la tarde, el mundo se vuelve sombra, y sigo sin vislumbrar si intentan decirnos algo.
Esperaré a que la luna abandone su guarida y empiece a teñir las nubes de un baño de plata fría. Tal vez sintiéndose libres del escrutinio del sol se avengan a responder alguna de mis preguntas.
me encantó, sencillamente amé este poema jajaja, las preguntas son literal todos preguntandonos eso pero sin decirlo
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