Se acabó el verano eterno. Caracolas sepultadas en la arena. Pálidos peces fugitivos. Olas grises bañadas por lágrimas de lluvia -como si de algo valiera el lamento del cielo-. Una hoja cae del árbol y nos dibuja en el aire su danza de despedida.
Se acabó, es el final. Se ha marchitado el verano, nos anuncia el vendaval entre silbidos de furia. El sol se retira, exhausto. La noche extiende su velo. Velo negro, negra noche, ¿hasta cuándo?
Melodía del adiós. Otro verano atrás. No me hables del ayer. ¡Para qué quiero el verano si queda lejos el mar!
wow!! 86Kant, la Ilustración y sus enemigos
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