Inquietud


Cuando todo se detenga,
sin esperar a que el agua
estancada se corrompa,
crujiré fuerte los huesos,
a mi espalda cargaré
la mochila de lo andado,
aguardaré a que despunten
las luces de otra mañana
y, sin mirar hacia atrás,
me marcharé con el alba.

Con el alba partiré
evitando cualquier ruta
recogida en viejos mapas.
Cuando retorne la noche,
se habrán borrado mis huellas,
eliminado los rastros
que invitaban al regreso.
Hay que aprender a perderse
para tratar de encontrar
las señales de lo nuevo.

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