No sé qué hacemos aquí, inútil buscar respuestas. No di con ningún atajo que nos devuelva al principio, ni resolví los enigmas que la distancia establece.
Comprendo lo que me dices. La huída puede ser sabia. Habrá que romper ventanas para que la luz inunde esta espera indefinida, sus imprecisos contornos.
Sería hermoso perderse, caminar sin ataduras, no dejar ninguna huella por donde nadie ha pisado, lograr abolir el tiempo y acampar junto a tu piel.
La vida es un bien escaso. Regálame este segundo y alivia al fin con tus labios heridas y cicatrices.
Un segundo, solo un soplo, un instante. Y aun así podría ser suficiente para dar por bueno todo.