
Jesús dijo a sus discípulos: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos. Así figura escrito, al menos, en el evangelio de Mateo.
Pero os aseguro que, en estos tiempos que corren, hay otra cosa muchísimo más difícil aún: encontrar una idea compleja y matizada entre el cúmulo de simplezas, banalidades, naderías, cursilerías rimbombantes, descalificaciones y sectarias visiones de parte con las que construyen sus discursos los políticos. O sus asesores y palmeros.