Una ráfaga de viento nos estremece un instante, nos rodea con su aliento y presurosa se aleja. Olas que en la mar dibujan jeroglíficos de espuma que al momento se deshacen sin lograrlos descifrar. Aguas del río crecidas en primaveras que pasan veloces bajo los puentes para no volver jamás. Un relámpago fugaz que nos ciega sin haber alcanzado a comprender si era sueño o realidad. Quisimos volar más alto con el impulso de un soplo. Soñamos alzar un dique de materia indestructible. Plomo en las alas cargamos, construimos sobre el humo, somos hijos de un segundo, los arquitectos del aire.