Cinco maneras de decir adiós




I- Fue bonito mientras duró

Mientras duró, fue bonito,
hasta el final tu dulzura.
Siempre fue así tu carácter,
huyes de palabras duras.
Perdóname si te digo
que no estuviste a la altura.
Sabes que tengo diabetes
y tendencia a la gordura…
Muy dulce, pero olvidaste
que no tolero el azúcar.


II- Lo siento. La culpa es mía

Lo siento, la culpa es mía.
¡Se acabó, menudo palo!
Agradezco tu intención
de adjudicarte el fracaso.
Pero me parece injusto
que me absuelvas: no soy santo.
¿No sería razonable
equilibrar el reparto?
¿Si compartimos la culpa,
regresarás a mi lado?


III- Hasta luego, Lucas

Me soltaste de un tirón:
¡Me voy hasta luego Lucas!
y me dejaste confuso,
fueron palabras oscuras.
¿Por qué dijiste hasta luego
si en verdad era hasta nunca?
Además me importa un bledo
si el tal Lucas no te gusta.
Pero si yo soy Andrés…
¿por qué te diste a la fuga?


IV- No hay más cera que la que arde

No hay más cera que la que arde,
dijiste antes de marchar.
Me lo largaste crecida,
es tu vida, tú sabrás.
Solo puedo reprocharte
que antes debiste avisar.
Hubiera comprado velas
en la justa cantidad
para que tu amor pudiera
arder en la eternidad.


V- Tú en tu casa, yo en la mía

Tú en tu casa, yo en la mía.
¿Una orden? ¿Un conjuro?
Compramos el piso a medias,
difícil levantar muros.
Pide el noventa por ciento
que te lo cedo, seguro.
Me conformo con la entrada,
lo demás es todo tuyo.
(O escalas por la ventana
o duermes en el felpudo).

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